CONOCIMIENTO EMPIRICO: Se le llama también "vulgar" o "popular" Es ametódico
y asistemático. Permite al hombre conducirse en la vida
diaria, en el trabajo, en el trato con los amigos y en general
manejar los asuntos de rutina. Una característica de este
conocimiento es el ser indispensable para el comportamiento diario
y por lo mismo a él recurren todos por igual: cineastas,
burócratas, voceadores de productos, biólogos, artistas,
etc. El conocimiento vulgar no es teórico sino práctico;
no intenta lograr explicaciones racionales; le interesa la utilidad
que pueda prestar antes que descifrar la realidad. Es propio del
hombre común, sin formación, pero con conocimiento
del mundo material exterior en el cual se halla inserto. En cuanto
al alcance, lo único real es lo que se percibe; lo demás
no interesa.
CONOCIMIENTO CIENTIFICO: Este va más allá del empírico; se conocen las causas y las leyes
que lo rigen. Conocer, verdaderamente, es conocer por las causas;
saber que un cuerpo abandonado a sí mismo cae, que el agua
asciende en un tubo en el que se ha hecho vacío, etc. no
constituye conocimiento científico; solo lo será si
se explican tales fenómenos relacionándolos con sus
causas y con sus leyes. La diferencia que el conocimiento científico
tiene con el conocimiento más o menos espontáneo
que preside la vida cotidiana, "el mundo del manipular", según
Karel Kosic, es antes que nada el rigor que pretende imponer a
su pensamiento.
CONOCIMIENTO FILOSOFICO: El conocimiento filosófico procura comprender la realidad
en su contexto más universal. No da soluciones definitivas
para un gran número de interrogantes, pero habilita al hombre
en el uso de sus facultades para ver mejor el sentido de la vida
concreta. En el campo del conocimiento filosófico siempre
estarán en juego las categorías de esencia, universalidad,
necesidad, fundamental, etc..